lunes, 24 de agosto de 2015

ENTREVISTA: REBECA VOGT VILLAIZÁN, TESORO HUMANO VIVO

REBECA VOGT VILLAIZÁN, TESORO HUMANO VIVO


Con la finalidad de fortalecer las capacidades del área de comunicación, realizamos entrevistas a personas que vienen contribuyendo en el cuidado y preservación de las costumbres y tradiciones como un legado cultural de Pozuzo.
Nos encontramos en el fundo Palmira con N
ala Rebeca Vogt Villaizán, de 71 años de edad, hija de Antonio Vogt Schuller descendiente austriaco y Rebeca Villaizán Huver, mestiza natural de Pozuzo. Encontramos en ella un valioso legado cultural, es por ello que visitamos su casa donde vive hace 26 años con el Sr. Agustín Egg Schuler con quien comparte una vida marital desde hace 53 años.
Buenas tardes Nala Rebeca, venimos a que pueda compartir con nosotros la experiencia que tuviste con las personas que te inculcaron para preservar las costumbres ancestrales.
Buenas tardes, agradezco la visita a mi casa y poder compartir con ustedes un poco de mi vida, yo quede huérfana a la edad de 7 años, fui criada con la segunda esposa de mi padre, ella me educó ejemplarmente enseñándome las labores de la casa, y mi padre desde los seis años me enseñó a sembrar y cosechar arroz y maíz, construir montura, aserrar madera en el monte, confeccionar zapatos artesanales y otros más. La persona con quien tuve más contacto fue con la Señorita Crecencia Gstir en la parroquia, casualmente ella también crió a mi madre, fue muy buena conmigo, viví dos años de mi vida, a quien guardo mucho respeto y cariño.
A la llegada de los colonos austroalemanes a tierras peruanas tuvieron muchas dificultades para establecerse,  trayendo sus costumbres, sus comidas  y sus tradiciones ¿Que actividades preservas hasta la actualidad?
Según me contaron, para ellos les fue difícil vivir desde cero, han ido adaptándose poco a poco, cambiando los ingredientes de sus comidas por los productos de la zona, confeccionando sus vestimentas y zapatos, todo cuanto necesitaban, me imagino que fue muy triste adaptarse, pero supieron sobrevivir. Lo que más aprendí de ellos fue trabajar en la chacra, cocinar comidas típicas y bocaditos, a confeccionar zapatos, hacer monturas y a aserrar madera, con la partidora partíamos la madera en el monte, jalábamos madera para armar nuestra casa.
Al visitar el Museo Egg Vogt pudimos ver un zapato artesanal, que actualmente para nosotros tiene un gran valor cultural, y usted que ha sido una de las personas que los confeccionaba, hemos sentido cierta curiosidad y queremos que nos cuente ¿En qué consistía su elaboración
Cuando vinieron los australemanes un requisito principal para colonizar Pozuzo debería tener un oficio, eran zapateros, panaderos, carpinteros, costurero… allá en su tierra habrá sido más moderno, pero aquí el zapato era más rústico, pues se tenía que tener cuero de res o de algún animal de monte, curtir el cuero de la res duraba un año. A veces no teníamos res para matar ya con el pasar de los años había un señor Shipico Meza que nos traía cueros salados desde Huancabamba que nosotros le remojábamos en agua una semana para suavizar y sacar la sal, luego remojar en cal ocho días para retirar el pelo de la res raspándolo, después le poníamos a curtir, pero ya deberíamos tener la corteza ya cepillada de la huamanchilca y dejarla remojado en agua ocho días y quitarle las virutas y remojarle el cuero para que se tiña, este proceso demoraba un año. Luego ya de acuerdo al tamaño que quieres confeccionabas los zapatos utilizando estaquillas de madera fuerte como clavo y las herramientas algunas traídas por los abuelos y otras fabricadas aquí mismo.
Tengo la dicha de tener entre mis manos un zapato que ha paso por un proceso largo para usarla, cuéntame ¿a quién le pertenece?
Este zapato pertenecía a Luis, cuando ya creció pasó a Valter y luego a Helmut, pasó de hermano a hermano, teníamos que confeccionar varios zapatos de distintas hormas, solo para cuando lo requiera, tener un zapato era lo más grandioso que podíamos tener.
Sabemos que para todo pozucino católico es un gran deber asistir a misa y ese acto era muy solemne que todos asistían con fervor y con el mejor vestido y zapato, si en ese tiempo era difícil contar todos con zapatos nuevos ¿Cómo hacían para ir a la misa los domingos?
Antes ir a la misa era un deber y teníamos que ir obligatoriamente, teníamos un zapato más fino para los domingos que teníamos que turnarnos para cada domingo con mis hermanas hasta nos prestábamos la ropa, pues yo viví la pobreza con mi familia que poco a poco hemos ido superando.
Hay muchas personas en especial los jóvenes que le restan valor a nuestro patrimonio cultural ¿Cuál sería el mensaje para seguir cultivando nuestras costumbres y valorarlos?
Yo les transmito el mensaje de cultivar las costumbres y tradiciones que los ancianos les brindan para seguir preservando, ya sea cocinando comidas y postres de recetas antiguas para que no muera, porque nosotros hemos aprendido de nuestros antiguos, todas esa tradiciones debemos aceptar con cariño, ir a misa y otros que nos identifica como pozucino. La juventud debe tomar conciencia de lo que aun nosotros podemos enseñarles.

Muchas gracias Nala Rebeca, el día de hoy comprendimos el gran valor de este zapato artesanal, la cual encierra la vida de la familia de Nala Rebeca y la de muchos pozucinos, es un gran valor cultural que vivirá en nuestro corazón  en la eternidad.

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